jueves, 11 de abril de 2019

Nuevos espacios arquitectónicos para nuevas maneras de educar

Cómo diseñar un aula innovadora.

Loris Malaguzzi, el maestro y pedagogo iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia, decía que todos los niños tienen tres maestros: las personas enseñantes (padres, profesores...), sus iguales (los compañeros), y el entorno de aprendizaje (espacios). En sus escuelas, los niños pueden circular libremente por las aulas y los pasillos. Cada aula suele estar tematizada y se crean ambientes preparados que inviten al aprendizaje, la experimentación, la comunicación y la investigación. Los pasillos también forman parte de la escuela y también pueden tener elementos que impliquen a los niños y les ayude en su desarrollo. Un espacio bien preparado y con provocaciones actúa también como maestro, por tanto, la organización del entorno físico es crucial.

Según la madre Montserrat del Pozo, los cambios en la educación necesitan realizarse en torno a cuatro transformaciones o pilares esenciales:
  1. El currículum, la metodología y la evaluación.
  2. El rol del docente y del alumno.
  3. La organización del centro
  4. La arquitectura del centro.
Existen aportaciones muy interesantes en este último campo como las de la holandesa Rosan Bosch, artista que trabaja en la intersección del arte, el diseño y la arquitectura, conocida por su enfoque lúdico en el diseño de entornos educativos, oficinas y bibliotecas. En sus aulas, los niños pueden moverse, cambiar de postura, aislarse, trabajar en equipo. De esa forma cambia también su modo de aprender.

A esta artista le dolía la desmotivación con la que sus hijos llegaban de la escuela, y decidió ponerse a estudiar sus movimientos. Con ello, descubrió que la fórmula de los niños fijos en filas de pupitres no favorecía el aprendizaje. Se coló en un aula de un colegio público y llevó a cabo un experimento. Permitió a los niños sentarse en el suelo y trabajar a la luz de una lámpara o colocar pós-its con sus ideas debajo de las mesas. Funcionó. Al finalizar la jornada, los niños no querían abandonar la clase.

Desde ese momento, Bosch puso al servicio de la educación sus técnicas de diseño y sentó las bases de un nuevo prototipo de escuelas sin paredes, con espacios pensados para la reflexión en solitario o para el trabajo en equipo, para aprender tumbado o dentro de una cueva de terciopelo rojo. “Los niños no son animales salvajes que necesiten reglas rígidas”, explica. Para concentrarse, tiene que moverse, cambiar de postura, levantarse, tocarse el pelo. Lo mismo les sucede a algunos estudiantes, opina. “Nuestro cerebro funciona de forma distinta y la escuela moderna tiene que adaptarse. El diseño del espacio puede cambiar el modo de pensar, funcionar y reaccionar”.

Bosch defiende que los niños de hoy serán adultos en una sociedad totalmente diferente, donde ejercerán trabajos que aún no existen. El auto­aprendizaje será el arma de supervivencia. “Ser pasivo y actuar bajo las órdenes de terceros ya no funciona. Es crucial aprender a tomar decisiones”.

En su trayectoria destaca el colegio público Vittra Telefonplan de Estocolmo, un encargo de la organización Vittra, comprometida con la renovación pedagógica en 30 escuelas financiadas por el Gobierno. También fue asesora en el proyecto Building Schools for the Future, impulsado por el Gobierno británico en el año 2000 para remodelar todas las escuelas de secundaria del país.

Sin embargo, la mayoría de proyectos de innovación educativa nacen de la iniciativa de un profesor en una aula común. Pero, en seguida, se ve la necesidad de que el aula se adapte en coherencia con los proyectos de innovación, e incluso que todos los lugares del centro sean entendidos como espacios de aprendizaje. Esto no es tarea fácil, así que veamos algunas propuestas que puedan ayudarnos:

  • Ordenar las mesas en equipo ya que las mesas en hilera han perdido su sentido. Potencia el Aprendizaje Cooperativo. Focaliza la atención y el trabajo en el centro de cada grupo de mesas, es ahí desde donde tiene que crecer el conocimiento.
  • Descentrar el foco de atención minimizando el espacio del profesor e incluso variándolo, poniéndole ruedas a la mesa e incluso cambiándola por un mostrador móvil y un taburete alto. Es importante que el profesor se mueva entre los alumnos y centrar el foco de aprendizaje sobre cada grupo y cada persona. Intenta crear al menos tres focos: los equipos de alumnos, una pizarra de entre las que tenga el aula y el espacio digital.
  • Utilizar toda la pared y todas las paredes. Que todas las paredes sean pizarras para extender sus posibilidades. Apuesta para ello por el papel de vinilo adhesivo y por la pintura de efecto pizarra. Crea nuevas pizarras o espacios de papel continuo que acompañen a la pizarra tradicional y favorece que los alumnos puedan utilizarlos con rotuladores en las distintas actividades o tizas. Las grandes pizarras son estupendos soportes polivalentes para dibujar, proyectar, decorar… Utiliza los espacios libres cerca del techo para plasmar frases optimistas, sentencias culturales, lemas escolares o las normas del aula diseñadas por los propios alumnos. Las paredes pueden ser espacios donde vayan apareciendo sorprendentes ideas a lo largo del curso.
  • Las ventanas también pintan. Utiliza las ventanas como espacio para escribir con rotuladores para pizarras. Anima los alumnos a narrar sus ideas, crear mapas mentales o ayudarse con post-its y otras estrategias en el proceso. No te olvides que las ventanas también son espacio educativo. En el Colegio Montserrat es fácil ver en alguna sala a los alumnos escribiendo sobre las paredes de cristal y organizando sus ideas mediante Mapas Mentales dibujados sobre ellas. Luego, esos mismos dibujos les servirán para explicárselos al resto de sus compañeros. Las divisiones entre los espacios a base de vidrio ayudan a crear una mayor sensación de apertura y transparencia. 
  • Espacios de aprendizaje flexibles. Contar con paredes móviles permite jugar con el espacio y adaptarlo al trabajo con grupos de alumnos de diferentes tamaños, personalizando así el aprendizaje en función de las necesidades.
  • Integrar las TICs en el aula. Abre una ventana digital; sólo necesitas una pantalla, una Pizarra Digital Interactiva o una simple pared en la que se proyecte la dimensión digital del aula. En muchos centros ya se utilizan las nuevas tecnologías de forma diaria e integrada en el aprendizaje mediante tablets, laptops, etc.
  • Conquistar los pasillos. Los pasillos son espacios de aprendizaje cuando nosotros los vestimos como tal. Muchas actividades pueden tener lugar en los pasillos aligerando el peso del aula.
  • Espacios de aprendizaje abiertos. El aprendizaje es un proceso que suele tener lugar cuando se trabaja, se conversa y se debate con los docentes o con otros compañeros. El espacio abierto da la posibilidad a profesores y alumnos de cooperar en el trabajo con una organización escolar diferente a la que estamos acostumbrados. El espacio se puede organizar alrededor de una plaza central abierta rodeada por aulas, de modo que las clases se pueden dar en las aulas, en la plaza... dependiendo del grupo, del tema o de la asignatura.
  • Espacios donde poder divertirse aprendiendo y aprender divirtiéndose. Se puede proponer que los alumnos se encuentren con ambientes de aprendizaje acogedores. Se pueden buscar espacios coloristas en los que el alumno pueda encontrarse con una mesa de billar, un piano, una mesa de ping-pong, e incluso un salón de videojuegos.

  • Crear tendederos. Puedes lanzar finas cuerdas o sedal para colgar imágenes y trabajos de los alumnos de un lado a otro del techo o a lo largo de una pared. Son muy útiles ya que mientras las paredes ejercen de nuevas pizarras, los tendederos permiten animar el espacio con imágenes de los proyectos de cada semana. Además son muy sencillas de cambiar gracias a las pinzas, mucho mejor que las chinchetas y los alfileres.
  • Cuidar la iluminación. Muchas aulas cuentan con luces fluorescentes que iluminan de una forma espantosa y, a veces, no focaliza la luz en las áreas de interés. En el Colegio Montserrat de Barcelona las clases son luminosos espacios que se configuran con paredes de cristal que ayudan a mejorar la iluminación. 
  • Involucrar a los alumnos en el proceso de rediseño de los espacios. Ayúdate con las herramientas del Pensamiento de Diseño: ¿Cómo podemos mejorar el diseño de nuestro aula?, ¿cómo podemos diseñar un espacio que facilite el aprendizaje? 
Sitting island

Otros ejemplos.
Imagen relacionadaEn las escuelas suecas Vittra no hay aulas, tal y como se conocen tradicionalmente, ni pizarras, ni pupitres. Los alumnos circulan libremente y cualquier lugar del centro es bueno para aprender, con profesores o con otros compañeros. A veces en las escaleras, otras sobre cojines o tumbados en el suelo. Estos centros han revolucionado la forma de educar, aprender y enseñar con nuevos conceptos sobre el espacio y el tiempo. Los estudiantes aprenden a su ritmo en un modelo distinto y profundamente innovador, sin clases y sin rígidos horarios.

Vittra es una empresa privada que gestiona 27 centros educativos en Estocolmo y en la zona sur de esta ciudad, con cerca de 8.500 alumnos que se benefician gratuitamente de estas enseñanzas financiadas con fondos públicos. Por ese motivo tienen algunas restricciones: no pueden cobrar ni matrícula ni ninguna cuota, los alumnos han de ser admitidos por riguroso orden de llegada y sin exámenes de acceso.

Las escuelas Vittra nacieron hace veinte años planteando ya verdaderos retos educativos: la tecnología es fundamental, el aprendizaje es a través de experiencias propias, basado en problemas de la vida cotidiana, bilingüismo (sueco-inglés) y aulas que se suprimen dejando paso a nuevos conceptos de espacio (abiertos y cerrados, que también se utilizan cuando se creen necesarios).

El tiempo que se dedica a las clases es otro de los conceptos revolucionarios en las escuelas Vittra. Las clases duran unos 120 minutos para dar tiempo a los alumnos a arrancar el tema, realizar las tareas y terminarlas a su propio ritmo. En ocasiones duran 60 minutos. Todo depende de la materia y la edad del alumno.

Cada alumno posee lo que se ha denominado «libro Vittra», un plan de desarrollo individual donde se evalúa su currículum académico y los logros conseguidos por cada estudiante. A través de internet, padres e hijos conocen y siguen el trabajo del alumno en la escuela, sus evaluaciones, sus ritmos o sus necesidades de apoyo.

El papel del maestro también da un gran giro en estos colegios. El docente no imparte clases a alumnos sentados en pupitres entre cuatro paredes. Por el contrario, la función del profesor es la de guiar y motivar al alumno. Cada docente es responsable de un grupo de unos 20 estudiantes e imparte entre una y tres asignaturas.

Cuando concluyen la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, los chicos son «responsables de su propio aprendizaje», afirman los responsables de Vittra. «Son capaces de aprender a aprender, de encontrar información, de resolver problemas y de reflexionar sobre su aprendizaje», aseguran. Los grandes pilares para su futuro.






 




A continuación, algún vídeo que pueda ilustrar los ejemplos anteriores:



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